(Espacio Apícola, 8 de noviembre de 2022) La actual crísis política y económica que vive la
Republica Argentina cae sobre la espalda de las economías regionales y la apicultura entre ellas.
El aumento del costo de vida y los insumos se suma a un año climatológicamente adverso para la producción de miel.
El productor durante los años buenos mejora su infraestructura, su capacidad productiva; si tiene una explotación ganadera capitaliza en vientres, en instalaciones, en mejora genética o en más parcelas para aumentar la producción. En la economía de mercado, el que no crece, desaparece. En los años malos sabe que tiene que vender, lógicamente a precios menores de lo deseado, parte de ese capital para mantener la rueda en funcionamiento y resistir. Se deshace de animales, posterga proyectos.
El apicultor argentino tiene la misma dinámica, los años buenos cambia vehículos, invierte en tecnología, maquinaria, infraestructura y crece en número y calidad de colmenas. Así como la moneda de cambio del agricultor puede ser un silo donde acopia el grano para venderlo oportunamente y cubrir gastos corrientes, afrontar imprevistos o realizar una inversión, el apicultor argentino hace lo propio con la miel. Por lo general no toma crédito y no hay un seguro adecuado a su producción que pueda cubrirlo ante una contingencia. En los años malos recurre a sus reservas (de miel), una administración tan vieja y exitosa como la implementada por José en el
Antiguo Egipto de los faraones narrado en la
Torah, pero en una seguidilla de años malos o catastróficos, el apicultor comienza a descapitalizarse. Para no perder el hilo de la economía de mercado en la que este apicultor vive, le pasa algo similar que a una empresa que cotiza en los índices de
Standard and Poor,
Dow Jones o
Nasdaq, intentando sobrevivir, bajando los precios de sus acciones para alcanzar liquidez (efectivo, cash) y pasar el mal momento.
En el último año de
Argentina, con una inflación oficial en orden del 100%, la miel de exportación sólo aumentó para el productor, de marzo de 2021 a agosto de 2022, menos de un 15% en pesos argentinos. Aún cuando el precio internacional del kilogramo de miel, ingresado en dólares al
Banco Central en Argentina, mejoró en más de un 8% como lo analizamos en esta columna el pasado 7 de octubre.
La provisión de insumos, en ese período, para la cadena apícola aumentó en dólares en más de 100%. Como ejemplo, por estos días los apicultores tienen que garantizar el control de varroa en sus colmenas, para ello pueden usar distintos productos. El kg de ácido oxálico, un principio activo autorizado y ampliamente difundido en la
Argentina, en junio de 2021 cuando ya había tenido un aumento del 50% respecto al año anterior, costaba U$S 1,55 más IVA, en septiembre de 2022 U$S 4,08 más IVA. Los que usan un excipiente para diluir el principio activo pagaron por él en 2021 U$S 1,86 el kg y en 2022 U$S 2,85 ambos valores más IVA y en tambores de 250 kg. El director de un laboratorio nacional de productos veterinarios para apicultura nos dijo, en agosto de este año, que los proveedores no le querían vender. Otro impacto similar tuvo el cartón, que muchos usan como soporte de drogas aprobadas como el ácido oxálico o compuestos con amitraz, pasó de U$S 1,44 a U$S 3,06 el kg de un cartón gris de 1,5mm de espesor. Podemos hablar de neumáticos, de repuestos para los vehículos, o de cualquier otro insumo necesario para la actividad, desde la madera de las colmenas hasta el montacargas, algunos más que otros, aumentaron alrededor del 100% en dólares.
Como ya dijimos, esos mayores costos, duplicados en dólares, cayeron también sobre la cadena de comercialización. La mejora en el precio internacional de la miel del 8% no alcanzó y se redujo el precio real relativo pagado al productor para absorver los mayores costos de acopio, fletes, personal, administración, análisis de calidad y despacho. Sumado a los costos por enfrentar legalmente las sanciones comerciales como las tasas punitorias por
dumping aplicadas recientemente por
Estados Unidos.
La inflación en los principales centros de consumo de nuestra miel,
Estados Unidos y
Europa, ronda un 10% anual, cercano a la mejora del 8% que tuvo el precio de la miel argentina en promedio entre enero y agosto de 2021 y enero-agosto de 2022 para las exportaciones a
Estados Unidos. El costo del flete de un contenedor de miel argentina a
Estados Unidos o
Europa se incrementó significativamente estacionándose actualmente en un 10% del valor de la miel exportada; estos costos fueron y son asumidos hasta ahora por el comprador al igual que las sanciones por
dumping.
Por su parte, el dólar oficial en la
Argentina aumentó sólo un 37% entre marzo de 2021 y junio de 2022 (un año y tres meses). El 1 de marzo de 2021 el dólar oficial tenía un valor en
Argentina $ 94,75, mientras que el 20 de junio de 2022 costaba $ 128,50. Esa caída del dólar oficial respecto a la inflación provocó el aumento directo en la cadena de comercialización y la caída del precio relativo al productor de miel en una diferencia de aproximadamente un 60%. Tan es así, que las mismas casas de transferencia internacional de dinero pagaban por cada dólar o euro, transferido a particulares en la
Argentina, el doble o más del doble de la cotización oficial. Mientras el precio oficial del euro el 16 de diciembre de 2021 era de $ 115,48, un giro internacional a un particular pagaba $ 231,08 por cada euro. Pagaba un 21% más que el valor oficial del euro más el impuesto PAIS y la retención del impuesto a las ganancias que regía entonces en la
Argentina para quienes querían comprar dólares o euros (Euro tarjeta o para envío de divisas, al 16 de diciembre de 2021 = $ 115 + 30% Impuesto PAIS + 35% de anticipo de Impuesto a las ganancias = $ 189,75).
Ésto explica por qué todos los insumos, además de los aumentos internacionales que pudieran tener, se dispararon en dólares porque se valuaron a un dólar de mercado y no a la cotización con que el
Gobierno Nacional decide liquidar las exportaciones.
Este escenario, lejos de atentar contra el precio internacional de la miel, lo fortalece.
Ante esta situación, las empresas exportadoras de miel de
Argentina presionan al mercado para que aumenten los precios internacionales de la miel, para que no caiga la producción de miel argentina y pagar este "costo argentino". Por lo que de ninguna manera puede entenderse como una maniobra de
dumping, sino, todo lo contrario.
Por otro lado, mientras el gobierno estadounidense busca bajar los precios del crudo con mayor producción y amenazando a las empresas petroleras con más impuestos si no incrementen la producción, en
Argentina, el
Gobierno Nacional confisca el 60% del valor de las exportaciones de las economías regionales con un derecho de exportación encubierto. El resultado desalienta las producciones regionales como la miel (cebollas, peras, manzanas, damascos, ciruelas, uvas, etc.) y tiende a reducir la oferta en el mercado internacional. De las 100 mil toneladas de miel o más que
Argentina producía a fines de los '90, hoy está en 80 mil o menos. En un mercado internacional que ha crecido en demanda, la
Argentina viene ofreciendo menos miel.
La
Sociedad Argentina de Apicultores (
SADA) envió una nota al Ministro de Economía, el abogado
Sergio Massa, el 28 de octubre pasado diciendo:
"le solicitamos a Ud. un programa que permita un tipo de cambio preferencial para la liquidación de las ventas de miel, que no sea de corta duración, de manera que la medida logre llegar a los apicultores. Para ampliar y fundamentar este pedido es que le solicitamos una entrevista de forma urgente, ya sea en forma personal o con los funcionarios que están a cargo del tema". Paralelamente le han pedido al Secretario de Agricultura, una reunión para tratar este tema y otros de la órbita del
SENASA.
Lucas Martínez, presidente de
SADA, nos informó anoche que el Secretario de Agricultura,
Juan José Bahillo, los recibirá el próximo miércoles 16 de noviembre.