(Córdoba, 20 de Enero de 2017) Hemos puesto el acento de esta edición en la importancia que tienen los ecosistemas naturales y la diversidad biológica para el desarrollo de la apicultura.
A nivel nacional la expo apícola de Río Cuarto del año 2007 marcó un hito muy importante porque en ella se firmó, por apicultores, comerciantes, industriales, docentes e investigadores de todo el país, la
Carta Abierta a los Tres Poderes de la República, en la que señalábamos la crítica situación por la que atravesaba el hábitat, no sólo para la abeja, sino para los ciudadanos de la planicie fértil de Argentina y que con algunas medidas correctivas, por entonces, podía revertirse.
Tres años más tarde, y tras la infeliz tensión entre el gobierno nacional y los terratenientes, entre las retenciones de un lado y el monocultivo del otro, el campo en su conjunto había sido desmantelado y la tecnología aplicada sólo reparaba en extraer riqueza del suelo sin importar la conservación del recurso y de las condiciones ambientales mínimas para su sustentabilidad, como hasta ahora. Por entonces, en la expo apícola de San francisco 2010, clamábamos por una
"Ley de Incentivo a la Diversificación Productiva Agropecuaria".
Desde entonces a esta parte se sucedieron años de sequía y años de inundaciones, sin que necesariamente la falta o exceso de precipitaciones fueran demasiado extraños a los extremos que históricamente hemos tenido en la región.
Lo que significativamente cambió en la planicie fértil del centro de la Argentina, fue el total
desmantelamiento de la infraestructura ambiental que daba las condiciones propicias para cierta actividad agropecuaria. Se rompió lo que en principio ya era un frágil equilibrio.
Siguiendo el mismo razonamiento mezquino y cortoplacista de los que hemos elegido para que nos gobiernen ¿Qué sentido tiene "valorizar" en 200 dólares un millón de hectáreas si, uno de los costos directos de eso, es inutilizar por riesgo de inundación otro millón de hectáreas que, hipotéticamente, valen diez veces más?
¿Qué negocio es tener que cerrar una autopista troncal para el país por una tormenta de tierra, provocada por campos cuyos propietarios, por la razón que fuere, dejan desnudos, sin cobertura vegetal alguna por meses y extensiones ilimitadas?
Los apicultores somos víctimas de este escenario, que es nuestra propia sociedad, y es en el cambio de esta sociedad, sus leyes y sus gobernantes en donde tenemos que machacar cada día con la constancia y fortaleza que ponen nuestas abejas en sobrevivir.
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director