(Córdoba, 20 de mayo de 2018) 2018 se nos presenta como un año de muchos cambios y oportunidades para el sector apícola en la República Argentina.
En primer lugar la búsqueda de un valor de dólar que acompañe la inflación y que a su vez se condiga con la realidad internacional, debería ser una ventaja para el sector exportador de miel.
La Argentina está, y estará por al menos un par de largos años, con déficit fiscal, con una moneda que tendrá una tendencia a la devaluación, lo que necesariamente debería llevar a la reducción del costo de vida en función del dólar que es la moneda del mercado internacional. Esto tendería a beneficiar la exportación.
Además, pareciera que el precio de la miel Argentina habría tocado su piso en el último año y que estamos en una etapa de recuperación. La desconfianza creciente en los proveedores de miel de los países de oriente y el constante incremento del precio de las mieles locales tanto en Estados Unidos como en Europa, le estarían dando una posibilidad a las mieles de Argentina y México en una escala intermedia entre ambos extremos. Eso sin considerar la apertura sin pausa de nuevos mercados.
La aparente flexibilización de requisitos, o al menos la decisión política de declarar zonas de producción orgánica de miel en el norte de la provincia de Chaco, seguramente dará lugar a otras regiones del país a tomar decisiones similares, dándole a la producción de esas regiones un estándar capaz de competir en ese segmento con calidad y volumen. Ciertamente el análisis FODA y la propuesta de un calendario de tratamiento de la varroosis con tiras de cartón con ácido oxálico, en esta edición, facilitan el paso hacia una apicultura orgánica, agroecológica o del estándar que se quiera elegir, libre de contaminantes químicos.
Es probable que la aparición de mayor cantidad de voluminosos bolsones de miel orgánica y el creciente número de productores que busca encuadrarse en ese protocolo de producción, vuelvan a bajar los precios de dicho estándar pero, en beneficio de las mieles comunes que se han comenzado a apreciar en los embarques de este primer trimestre desde Argentina.
El desafío en este esenario, aparentemente favorable, es aprovechar la instrumentación de un Sistema Informático de Trazabilidad Apícola. Se trata de una herramienta del SENASA que es indispensable conocer y aprender a manejar para aprovecharla, saber movernos dentro de ese sistema y proponerlo como herramienta para la certificación de genuinidad de las mieles de Argentina.
En el instructivo que proponemos para este sistema informático se pueden apreciar los avances y adecuaciones que ha tenido; de allí que consideramos imperioso tomar nota, involucrarnos en dicho sistema informático y contribuir con propuestas para la flexibilización de algunos puntos que ciertamente sería oportuno mejorar para bien de todos los actores de la cadena apícola.
En este contexto, tanto el factor comercial como reglamentario nos llevan a repensar el tamaño y punto de equilibrio de la empresa apícola. Considerando estas variables: situación de mercado, necesidad de incorporarnos a un sistema informatizado y la reducción del clientelismo político generado por subsidios, el gran desafío es encontrar empresas en su punto de equilibrio. La visita que hicimos a la empresa de los Barbotto son una buena orientación en ese sentido.
Aprovechemos la invernada para prepararnos a nuevos tiempos y a ser protagonistas en ellos,
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director