(Córdoba, 20 de diciembre de 2019) Arranca en la Argentina un nuevo escenario para la producción agropecuaria que sin duda condiciona la producción apícola. El aumento efectivo en los derechos de exportación a la soja, al maíz, al trigo, a la carne vacuna o a la leche en polvo entre otros, sumado al encarecimiento de las importaciones de insumos para esas actividades agropecuarias, entendemos que son los principales condicionamientos al cambio del uso del suelo en nuestro país y la oportunidad de privilegiar un "modelo" productivo sobre otro. Al final, la relación costo/beneficio, el costo de oportunidad en cada zona, será lo que determine el camino a seguir por los terratenientes de 50 a 50000 hectáreas. En esa relación costo/beneficio tendrá un papel preponderante el análisis de riesgo climático, comercial, financiero y el detalle, no menor, de determinar el modo de ahorro que el productor, del rubro que fuera, necesita tener. Todos los que no tenemos la vaca atada a un sueldo del Estado o de una empresa de servicios públicos, sabemos que del producto de un año bueno tenemos que reinvertir y ahorrar en un capital que no se deprecie demasiado rápidamente y que nos permita disponer de él en caso de necesidad durante los años no tan buenos. Este escenario es el más común en las principales provincias productoras de miel del país, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y las que siguen, con menor proporción del mercado, dentro de la planicie fértil de Argentina.
En este marco referencial la apuesta por la producción agroecológica ha ganado mucho espacio en la prensa durante los últimos meses. Además de todas las ventajas en calidad de producto, sanidad ambiental y todo lo que nos apasiona al respecto, lo cierto es que ante lo que se viene, reducir los costos sustancialmente, eliminar las financiaciones y reinvertir en el mismo campo es el principal objetivo de muchos productores que optan por la producción agroecológica. En esa línea encontrarán en estas páginas una de estas experiencias de reconversión muy interesante.
A las zonas climáticas y con condiciones de suelo más marginales donde también se desarrolla la apicultura, el zarpazo del ajuste para alimentar el centralismo porteño, amenaza aún más sus ya frágiles ecosistemas. La provincia de San Juan está sintiendo la reducción y contaminación de sus cursos de agua a causa de la minería química; a pesar de ello ha habido crecimiento de la apicultura pero el límite parece estar marcado y en avance. En el sur de Mendoza, Río Negro y Neuquén están en alerta por lo que pueda devenir con la extracción de petróleo de esquistos. Tecnología ésta que tanto ha contaminado napas superiores de agua en otros países. En esta línea, la reciente modificación de la ley de minería 7722 en la provincia de Mendoza, autorizando el uso de productos químicos para extraer minerales, agrava la delicada situación hídrica de la provincia. Es que tanto la minería por lixiviación, disover la piedra pulverizada con productos químicos, como la extracción de petróleo de esquistos, por fracturación hidráulica "fracking", consumen y contaminan millones de litros de agua por día, restándolos del equilibrio ambiental y del uso para las producciones frutihortícolas que distinguen a las mencionadas provincias, entre otras.
Es un gusto estar transitando estos 30 años intentando ser fieles a su amor por la vida y la apicultura.
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director