(Córdoba, 15 de marzo de 2020) Con la promoción del turismo y los entretenimientos, en los últimos años se difundió mucho la elaboración de cervezas artesanales con miel. Recuerdo
Alumiel 2018, en Aluminé, Neuquén, a donde nos invitara una gran conocedora de miel,
Nancy García. El ambiente "retro" de parte del auditorio se fusionaba muy bien con la muchachada en torno a los dispensers de cerveza de miel.
En la Argentina, el gran maestro de las fermentaciones hechas con miel fue don
Juan Courtade, quien daba cursos en
SADA y luego fue seguido por algún que otro discípulo.
Silvia Farioli nos prestó, hace ya más de 25 años, un manuscrito de
Courtade con una fórmula magistral de hidromiel que publicamos.
Después conocimos algunas experiencias interesantes y otras llamativas, como la de
Juan Mange que, fruta medio pasadita que encontraba, en su quinta orgánica (por necesidad y cultura, no por el sello), iba a parar a un tacho de 200 litros donde se multiplicaban los fermentos que luego usaría para hacer su hidromiel... La fiesta es un momento al que es bueno llegar y tener con qué celebrar esa cultura del esfuerzo y la superación.
Culturas como la de varios pueblos orientales con una férrea disciplina, desde la hegemonía de los grandes imperios hasta el totalitarismo de
Mao, en
China, o la figura teocrática del entonces emperador del
Japón. Culturas forjadas, con mucho dolor y sufrimiento de millones de individuos, en favor del bienestar de la Nación. ¿Quizá eso les haya permitido a los chinos, el 18% de la población mundial, conocer, enfrentar y superar en menos de tres meses la
COVID-19? Creemos que sí.
La llegada del virus a la Argentina nos suspendió la "fiesta nacional" de la apicultura y nos ha puesto en cuarentena, en principio, hasta el 31 de marzo próximo. Todo parece indicar que tendremos un invierno de movilidad restringida, pues no habría sistema de salud capaz de asistir a un gran número de personas contagiadas y con necesidad de asistencia respiratoria mecánica.
Este aislamiento que necesariamente se nos impone podemos aprovecharlo para rasquetear material de la temporada, sacando todo el propóleos posible y preparando un extracto al 10% tal como lo propuso
Telmo Martínez en
Espacio Apícola 116 y siguiendo las instrucciones de estandarización con la práctica desarrollada y publicada en
Espacio Apícola 117.
A partir del trabajo de
Kazuo Kuwata, publicado en
Espacio Apícola nº 96 (2011), con ocasión de demostrar el poder antiviral del propóleos verde brasileño, aprendimos algo más sobre las propiedades del propóleos: fortalece la homeostasis y, consecuentemente, el sistema inmunológico de los individuos.
Incursionar en el procesamiento del propóleos que producen nuestras abejas, tal como lo hemos descrito, para el consumo humano, puede reducir la necesidad de internación de más de uno en nuestro entorno. Sería una excelente oportunidad de compartir un conocimiento ancestral, que un estudiante o becario de la universidad más próxima realice un estudio de sus propiedades o componentes y ser el comienzo de una alternativa más, a la escasa producción de miel de este año y su baja rentabilidad. Puede, finalmente, contribuir a que en la próxima primavera nos podamos juntar a comer unas tostadas con manteca y miel o a celebrar con una cerveza, preferentemente negra para mi.
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director