
Se ha lanzado la campaña apícola 2025-2026 con mucho empuje en la Argentina, debido en gran medida a los pronósticos climáticos que en líneas generales se manifiestan favorables, una relación de mercado de la miel con los Estados Unidos que no parece ser tan tirante como la que hemos tenido desde que comenzaron las investigaciones por presunto dumping, hace ya cuatro años, y una oportunidad de que se valore la calidad y genuinidad de la miel que mayoritariamente ofrece la Argentina al mundo.
Este último punto puede tener importante gravitación en el mercado europeo y también en el estadounidense. En tal sentido la charla que brindó Lucas Andersen en Villa de Soto y que aquí publicamos completa, muestra un renovado interés en la certificación orgánica de algunas mieles de nuestro país, así como las condiciones que habrían mejorado para optar por este sistema de producción para un mercado diferenciado.
Otro punto al que prestar atención son las distintas líneas por las que los apicultores están presionando al mercado europeo y a las autoridades de la Unión Europea para que ajusten la reglamentación e instrumenten eficazmente los controles de lo que se importa y lo que se ofrece como miel en las góndolas de los supermercados de Europa.
Mientras la Asociación de Apicultores Profesionales Europeos pide avanzar en una tecnología analítica nueva -MDA-, la Asociación Apícola Europea pide actualizar y profundizar el control de los parámetros históricos de calidad de la miel, con el añadido de nuevos controles para identificar las trampas que los esquivan y minuciosos sistemas de rastreabilidad con tecnología blockchain e identificación de lotes con códigos de barra, QR o similares.
La Apicultura Argentina tiene una base sólida en lo que a rastreabilidad se refiere, la charla con Anselmo Martz nos recordó aquellos años de fines de la década de 1990 con los sistemas para garantizar y registrar las Buenas Prácticas de Manufactura, que luego se especificaron como Buenas Prácticas Apícolas, los primeros protocolos de calidad como el de "Mieles Pampeanas" que el IRAM certificó para Tomiel s.r.l. en el sudoeste bonaerense, hasta llegar al actual RENAPA que ya tiene muchos años de camino y muchos apicultores ya habituados al registro online para sus movimientos y operatorias.
Sí, quizá sea necesario desempolvar las bibliotecas y los microscopios y enfocar la tarea de muchos profesionales, alguno de los cuales ha estado cumpliendo roles de técnicos extensionistas, tarea en la que incluso han estado biólogas con todo el costo que para el país implica formar una profesional de investigación básica, hacia la actualización y sistematización de la información descriptiva y analítica de nuestras mieles, a los efectos de que todas y cada una de ellas estén indexadas en las bases de datos de los sistemas de identificación que se usan en los mercados que nos interesan. La experiencia que publicamos sobre mieles que enviamos a analizar a Estonia es un indicador de esta necesidad.
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director