(Córdoba, 10 de agosto de 2010) Una nueva temporada apícola está golpeando a las puertas tratando de despertar una vez más nuestro entusiasmo por la vida, por las abejas y por ese espacio de satisfacción que sólo da, el ver cuadros de cría rebozantes y cabezales que comienzan a blanquear. Allí, donde las condiciones nos lo permiten, estamos expectantes de este nuevo ciclo. Por su parte, y a nivel general, la Apicultura Argentina está enfrentando la nueva realidad que hemos venido describiendo en los últimos años y para la que hemos propuesto algunas alternativas y herramientas, adecuándonos a los nuevos escenarios.
Hoy las abundantes cosechas de miel de pradera son menores y más inestables que 15 años atrás. Siempre hubieron fluctuaciones importantes, del orden del 20% o más, por causas casi exclusivamente climáticas. Hoy, a esas causas se sumaron la agriculturización, con toda su carga de agroquímicos nocivos para la abeja; y el desmonte absoluto que, en las áreas de pradera, implicó la desaparición de especies vegetales que eran el arranque natural de la temporada.
Como en otras partes del mundo, los especialistas afirman que éstas modificaciones ambientales son también protagonistas del tan mentado "cambio climático" y claramente de los ecosistemas y climas de la región donde se practican, acortando la temporada apícola.
Dentro del abanico de posibilidades de desarrollar la actividad que siempre consideramos, podemos afirmar que hoy los nuevos escenarios de la Apicultura Argentina apuntan a dos modelos. Uno de caracter más empresarial, apoyado principalmente en la trashumancia, con más o menos apoyo crediticio, y otro, más vinculado al desarrollo de comunidades rurales muy marginales, sostenido principalmente por políticas de contención social, donde la apicultura "para el desarrollo" es más una excusa y a veces una actividad económica de supervivencia.
Para ambos casos, los importantes trabajos de flora apícola de zonas muy marginales, que publicamos permanentemente, incluso en esta edición, antes no despertaban demasiado interés; hoy son muy requeridos para orientar al productor en la búsqueda de cadenas florales que estiren su calendario apícola o para darle contenido a la justificación de inumerables proyectos. Esperamos que estos recursos le ayuden a manterse activo en la apicultura; a futuro, seguimos trabajando por el proyecto que publicamos en la edición anterior, porque la vida da revancha.
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director