(Córdoba, 10 de marzo de 2012) Llegamos a nuestra edición número 100 después de 21 años de arduo trabajo aprendiendo y compartiendo esta hermosa actividad que es la apicultura.
En estos años acompañamos distintos proyectos de desarrollo social donde la apicultura ha tenido un rol determinante.
En toda la década del 90 la expansión de la actividad fue constante en la región Pampeana y de a poco fue volviendo a territorios donde la abeja africanizada había diezmado los emprendimientos apícolas anteriores a los años 70.
Fue bastante sencillo para los apicultores de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis y La Pampa, desarrollarse. En primer lugar porque las condiciones agro-climáticas eran óptimas y en segundo lugar porque el entorno social permitía el desarrollo de toda una industria de provisión de bienes y servicios que con gran rapidez cubrió las necesidades y expectativas del mercado apícola.
La provincia de Buenos Aires, base de la apicultura en la segunda mitad del siglo XX, se fue adaptando a las nuevas exigencias del mercado de la mano del crecimiento y expansión de la actividad en las "nuevas provincias apícolas".
Hoy nuevamente estamos ante un fenómeno que parece centrar la actividad apícola como herramienta de contención social e incluso de desarrollo social. En mayor o menor grado las empresas apícolas con más historia se van entrelazando con estos nuevos emprendimientos por una simple cuestión de magnetismo propio de quien comparte una misma actividad.
Sin embargo los desafíos actuales requieren de nuevas propuestas y nuevas respuestas ante los nuevos escenarios donde la actividad se está desarrollando. De las praderas con cuatro estaciones bien definidas pasamos mayormente a zonas subtropicales; y, de un mercado que demandaba sólo higiene y buenas prácticas, a un mercado que demanda productos exquisitos.
Paradójicamente pareciera que la distancia social del sector productivo y el mercado consumidor, en vez de achicarse, aumenta.
Nuestro objetivo, desde estas páginas será seguir contribuyendo a acortar esa brecha y a facilitar el encuentro. Nos vemos en San Francisco,
¡Disfrute de su Espacio Apícola!
Fernando Luis Esteban
Director